La Nueva Oposición Argentina frente al lejanísimo 2027
A pocos días del balotaje de las elecciones 2023, me atrevo a decir que el claro ganador de la contienda es el Ministro de Economía del (desaparecido) Presidente de la Nación el señor Alberto Fernández. Claro que esta nota se verá alterada frente a la (casi imposible) victoria del economista libertario Javier Milei. Aun así, las prehistóricas elecciones del 22 de octubre de 2023 parecen haber dejado una nueva restructuración de la escena política argentina, donde parece acomodar los ejes entre izquierda y derecha (antiguamente clivaje polar peronismo-antiperonismo con sus variantes menemismo-antimenemismo y kirchnerismo-antikirchnerismo).
La Oposición durante el
cuarto Kirchnerato
Tras su victoria en 2015,
la coalición entre sus principales partido Unión Cívica Radical (UCR),
Coalición Cívica (COC) y Propuesta Republicana (PRO), se terminó de consolidar
el eje kirchnerismo-antikirchnerismo. En el año 2011, ese escenario no existía
para nada y Cristina Fernández de Kirchner con el Frente para la Victoria pudo
caminar con gusto sobre tierra arrasada.
La gestión cambiemos pesó
sobre la sociedad argentina, sumado a una mala estrategia electoral, sirvieron
en bandeja el triunfo del nuevo frente Unión por la Patria encabezado por Alberto
Fernández y nuevamente Cristina Fernández de Kirchner, con un cabecilla que se
sumó al caballo como cabecera para Diputado de la Nación por la Provincia de
Buenos Aires que es Sergio Massa.
El gobierno de Alberto
Fernández fue, sin lugar a duda, pésimo, tiene los peores números en cada una
de sus áreas, incluso su orgulloso caballo de batalla que fue el enfrentamiento
a la pandemia. Pobreza creciente, salud y educación deteriorada, devaluación,
endeudamiento interno y externo, quiebra del Estado, inflación acelerada,
regulaciones y controles de precios que atenúan la crisis de salida de este
calvario. Ante este escenario, en el año 2021 hubo un claro ganador, la oposición
antikirchnerista, Juntos por el Cambio (ex Cambiemos).
Durante el gobierno de
Mauricio Macri comenzó a aparecer un economista que se volvió viral en los
medios de comunicación, identificado a sí mismo como liberal libertario,
llamado Javier Milei. Fue muy duro críticamente con el gobierno de Macri pero
desde una crítica más derechista, desde la teoría liberal y la libertaria, más
de la segunda que la primera, ante la estrategia de gestión gradualista llevada
a cabo por Cambiemos para estabilizar la economía argentina.
El economista sorprendió
con un frente propio llamado La Libertad Avanza en 2021, logrando una banca
como Diputado de la Nación por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires junto a su
compañera Victoria Villarruel. En la Provincia de Buenos Aires estaba su par,
con un frente llamado Avanza Libertad, José Luis Espert, quien se separó y terminaría
dentro de Juntos por el Cambio para 2023.
Tanto Juntos por el
Cambio como el Frente de Todos veían con mal ojo la irrupción del libertario.
Juntos por el Cambio, gran ganador de 2021, comenzaba su carrera para 2023, en
una elección que, probablemente en ese momento, se consideraba ganada, veía en
Milei una disputa de votos y discurso frente al gobierno del Frente de Todos. Y
el Frente de Todos veía el problema el discurso transversal a nivel social que
instaló Milei, donde incluso le disputó votos en los lugares más carenciados.
En Julio de 2022, el Ministro
de Economía de Alberto Fernández, Martín Guzmán, presentó su renuncia. Si bien lo
sucedió Silvina Batakis, la misma no pudo hacer nada ante el pánico que se generó.
Fue en ese momento que tanto Cristina como Alberto Fernández decidieron relegarse
para usar su última carta, Sergio Massa. El candidato dijo que no usaría el
puesto para catapultar su candidatura presidencial pero era evidente que esto
sería de esa manera.
Ninguno de los
indicadores económicos mejoró con Sergio Massa, más bien empeoraron. El dólar pasó
de 290 pesos a rondar entre 900 y 1000 pesos, la inflación pasó de 4% mensual a
12% mensual, la pobreza escaló del 36 al 40%, y los números de las cuentas
públicas también se encuentran en rojo, repleto de deudas que el ministro fue
mangueando en distintas partes del mundo, principalmente desde el FMI (Estados
Unidos) y con China. Ante este escenario, era claro que la oposición vería luz
su nuevo mandato el 10 de diciembre de 2023.
La carrera presidencial:
la interna atroz y la irrupción libertaria.
Si hay algo que
caracterizó a Juntos por el Cambio es la interna entre los “halcones”, quienes
querían mostrarse como una oposición firme y levantar la bandera del
anti-kirchnerismo, liderados por Patricia Bullrich, y las “palomas” o los
moderados, encabezados por Horacio Rodríguez Larreta, quienes buscaban mayorías
para llevar a cabo un gobierno del “consenso del 70%”. El motivo por el que
esta interna fue destructiva fue principalmente porque creían que el que ganara
la interna en las elecciones PASO del agosto del mismo año, sería el próximo Presidente
de la República, pero no fue así.
El discurso tecnocrático
de Larreta no logró penetrar la sociedad argentina, una sociedad muy conocida
por su cultura pasionaria. La interna fue ganada por Patricia Bullrich, pero
fue una victoria pírrica, ya que el escenario que tenían por delante era bastante
desolador para el espacio. En primer lugar, quien encabezó las elecciones PASO
fue Javier Milei, con aproximadamente el 30% de los votos, Juntos por el Cambio
con aproximadamente el 28% de los votos y en tercer lugar, Unión por la Patria
(ex Frente de Todos) con el 27% de los votos aproximadamente.
Rápidamente el escenario
político se reestructuró. Javier Milei pasó a representar la bandera del cambio
político, mientras que Sergio Massa con velocidad se apropio de la bandera de “lo
conocido”, de las “viejas formas”, Massa pasó a ser “lo malo conocido” y
declaró a Milei como “lo malo por conocer”. En todo esto, Bullrich quedó
sencillamente flotando, entre medio de los dos, sin poder representar o un
cambio, porque eso ya era de Milei, y mucho menos las viejas formas, representadas
por lo que ella consideraba el kirchnerismo. Esto último fue el error grosero
de Patricia Bullirch y su campaña, continuar con un clivaje viejo que quedó
inútil desde el momento que Cristina Fernández de Kirchner se corrió de la
escena y la irrupción de Javier Milei en el escenario político.
Ya camino a las
elecciones generales del 22 de octubre, Sergio Massa activó la máquina. Puso
los recursos del Estado Nacional para su campaña y empleó la campaña del miedo
ante Milei, “lo malo por conocer”. Ante esto, La Libertad Avanza, con Milei,
cayó en su trampa. Confiados por ganar las PASO, la campaña de Milei en lugar
de menguar se sintió radicalizada, agitando una motosierra en todos los
escenarios donde viajaba, con una militancia con un carácter agresivo y no en busca
del voto, y ante todo agresivo con todos sus posibles aliados, embolsándolos a
todos como “la casta”. Juntos por el Cambio quedó estancado, Patricia Bullrich
no encontró la manera ni el carisma necesario para mostrarse como alternativa a
ambos bandos.
Fue en este contexto que
las elecciones generales del 22 de Octubre, Sergio Massa pasó a la cabeza con
prácticamente el 37% de los votos, Javier Milei quedó petrificado en su 30% y Patricia
Bullrich si bien mantuvo la mayor parte de los votos de Juntos por el Cambio,
hasta perdió unos miles, quedando atrás con el 24% de los votos aproximadamente.
Con un 7% del padrón electoral más que las PASO, Massa logró capturar la mayor
parte de esos votos, entre otra migración de votos que requieren de un estudio
más robusto.
La restructuración de la
arena política argentina
Dos días después de la
jornada electoral, la fórmula de Juntos por el Cambio, Patricia Bullirch (PRO)
y Luis Petri (UCR) salieron a dar un respaldo a Javier Milei rumbo al balotaje
del 19 de noviembre de 2023, apoyado también por el Expresidente Mauricio
Macri, quien propició este acuerdo entre partes. Esto generó mucho ruido en
Juntos por el Cambio, que quedó virtualmente roto, con la UCR declarando la neutralidad
en el balotaje pero con una clara inclinación hacia Sergio Massa, la Coalición
Cívica en una posición similar, y el mismo PRO con una interna.
Si bien este acuerdo
trastoca las banderas de Milei, la “anticasta”, y los errores de salida de esta
jornada electoral trayendo a colación una vez más el ya inútil kirchnerismo-antikirchnerismo,
Milei retoma su bandera de “casta-anticasta” días después.
A Javier Milei le queda enfrentar en un
balotaje a Sergio Massa, que actualmente no solo cuenta con el apoyo no declarado
de la UCR (hablando del ala política y no el votante necesariamente), sino
también con el apoyo de los sindicatos, el gran empresariado argentino, los
medios de comunicación (salvo algunos periodistas que responden a Mauricio
Macri) que declaran a Milei como un peligro para la democracia, lo mismo con
gran parte de la intelectualidad argentina, gran parte de los artistas también
han demostrado su declarada negativa contra Javier Milei. A esto también se le
suma las embajadas de Estados Unidos y China, que si bien no toman posición porque
estarían violando acuerdos internacionales (no intromisión en asuntos internos),
tienen un claro favoritismo por el candidato oficialista. Todo esto me ha
llevado a la conclusión de que el balotaje será de Sergio Massa.
La victoria de Massa
significará la restructuración de el escenario político finalmente.
Probablemente parte del PRO pasará a trabajar junto a la Libertad Avanza, quedando
en claro la Derecha argentina dentro del Congreso. La UCR y otros partidos, tal
vez una incógnita el peronismo cordobés de Juan Schiaretti, jugarán en un rol de
centro, entre acordar con el gobierno para asegurar gobernabilidad y los negociados
entre cúpulas, pero también evitando un avasallamiento más grave del que ya hay
sobre las instituciones de la República. Dentro del oficialismo, la rama
kirchnerista hará frente al gobierno de Massa, lo que obligará al presidente a
buscar aliados en otros espacios, si es que Massa no endurece su camino hacia
el llamado intervencionismo estatal y el autoritarismo
La Derecha Política
Juntos por el Cambio está
roto, no solo internamente sino desgastado por su clivaje de oposición polar
que vio su fin. Por otro lado, el gran acierto de La Libertad Avanza es el de construir
un relato que le haga la contra al relato socialdemócrata (más cosmopolita o
más nacionalista depende el espacio que toque gobernar) que predomina en la
sociedad argentina. Incluso Sergio Massa se ve obligado a levantar banderas
implantadas por el liberalismo político y La Libertad Avanza, amenguándolo a su
espacio (Massa siempre es una incógnita porque actúa según el poder, puede
virar hacia un ajuste del Estado como también endurecer el intervencionismo).
¿Qué le espera a esta
posible alianza entre parte del PRO y LLA? Daré algunos tips que considero
deberán seguirse durante estos cuatro años si quieren apuntar a la presidencia de
2027, cosa que ya se deberá ver encaminada para las elecciones de medio término
del 2025. Los cuatro años que se vienen serán negros económicamente, no hay
señal aun de alguna estabilidad, porque muy probablemente se vendrán reformas parciales
y otras tímidas en distintas áreas en un burdo intento por estabilizar la
economía sin afectar el statu quo. No se puede lograr.
-En primer lugar, seguir
con el relato. El objetivo de la política es instalar relatos, cuando hay un
relato que se contrapone a otro, no tenemos una oposición polar, sino una
sensata oposición política. El relato deberá encontrar un equilibrio entre sus
espacios, el liberalismo, republicanismo y conservadurismo, según quién vaya
pesando más.
-En segundo lugar es
continuar con la política popular y abandonar el elitismo militante. Este es un
país donde la emocionalidad predomina sobre la razón y la prudencia, entonces
hay que ajustarse a ese escenario. No se puede insultar y menospreciar al
votante, al votante se lo convence y se le acercan soluciones. Por ejemplo, una
votante, se notaba una mujer precaria que esperaba el colectivo, le consultaron
a quién votaría “a Massa”, respondió, “¿por qué? ¿qué propuestas le gustan?”,
contestó el periodista, “el IFE, no sé”, volvió a responder la mujer. Cada
persona es un mundo, no sabemos qué pasa en la cabeza de esa mujer, probablemente
tenga una vida enquilombada como mucho de nosotros, no sabe si Massa es o no el
culpable de la crisis, pero es el único que sintió que le acercó una ayuda,
mientras al resto no los conoce. Tampoco se puede tratar de cómplice al “no
voto”, el voto blanco o anulado, porque es espantar al votante una vez más.
-Cambio de la retórica. Como
decía Maquiavelo, “hay que considerar que no hay nada más difícil de llevar a
cabo, ni de éxito más dudoso, ni más peligroso de manejar, que la
implementación de un nuevo orden de las cosas”. Hay que entender que la
sociedad argentina está en su zona de confort, tiene las expectativas sociales cada
día más bajas pero se encuentra cómoda en su situación, por ello teme a los
cambios. Hay que predicar los cambios pero no asustar. No se debe hablar más de
lo necesario pero se debe hablar para con la firmeza necesaria para convencer o
erosionar los dogmas ya instalados. Se debe implementar un discurso que prometa
cambios pero con alegría, con promesa de un buen futuro para el ciudadano, aglomerando
a todos a la hora de hablar y no de separar. Cuando se plantean reformas, hay
que saber emplear las palabras correctas para quedar bien parado y no regalar
nada de lo que se pueda atajar el contrincante (ejemplo: LLA con el mercado de
órganos, tema con el que más se insiste entre sus opositores actualmente).
-El cuarto punto es probablemente
el más importante, la necesidad de una renovación. El PRO vio a sus líderes
políticos desgastados (Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia
Bullrich), y LLA no tiene ningún político competente más que Javier Milei. En
estos cuatro años deberán aflorar nuevos líderes (que pueden ser nuevos o ya
existentes) y sin internas asesinas como las de Juntos por el Cambio.
-El quinto punto es
abandonar la farándola innecesaria. Si se quiere ser respetado hay que saber
cuando es momento de tontear y cuando es momento de ponerse serios.
¿La UCR?
La Unión Cívica Radical
tiene que encontrar un objetivo en su existencia. Tiene que abandonar el dicho
de Hipólito Yrigoyen del “plan de gobierno de la UCR es la Constitución”, porque
con esa lógica solo se han ajustado a los escenarios que les tocó y nunca pudieron
plantear ellos mismos un modelo de país. De todas formas, se ve difícil en un
partido que tiene como natural el exceso de internas…
El Tigre (León) de Papel
Si existe alguna remota
posibilidad de la victoria de Javier Milei, tiene todas las probabilidades de
convertirse en un Tigre de Papel, un presidente sin poder. Para evitar ello
deberá actuar inteligentemente y no pelearse con la legislatura ni la justicia
innecesariamente. Se debe abandonar la radicalización y saber negociar y tejer
alianzas. De otra forma, el mandato terminará antes del período establecido. Incluso
hasta resulta inconveniente ganar, con excepción de no verse capaz de volver a
reconstruirse para 2027 (es decir, saber si se está usando correctamente o no
la bala de plata).
En Milei no hay un
peligro para la democracia, las libertades individuales, la República, porque
no solo se ha manifestado y demostrado que no existen esas intenciones tanto en
las creencias de los candidatos como en la misma militancia, tampoco existe el
poder para llevarlo a cabo. Se vendría un gobierno bloqueado y no mucho más.
Sin embargo, cabe entender también que este es un relato opositor que ha calado
en parte de la sociedad, y el relato tiene que ser creíble, no verídico.
Incluso si me lo
preguntan a mí, el verdadero peligro para la república y democracia argentina
es Sergio Massa.
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